Magia Negra y Brujería
Necesitamos controlar aquello que necesitamos... es decir, todo vínculo de dependencia suscita en el sujeto la necesidad no solo de lo que se recibe a través de ese vínculo sino del vínculo en sí. Esta necesidad de control nos impulsa a la lucha con el otro, con aquel de quien dependemos, la lucha por la atención del otro, por el compromiso del otro en cuanto a darnos lo que del otro necesitamos y en lo que se sostiene la dependencia.
La necesidad de control condiciona el vínculo y excluye al amor... solo prospera el amor en un vínculo cuando ambas partes renuncian al control, cuando ambas partes renuncian a lo que del otro necesitan a lo que del otro los beneficia... solo cuando estamos en condiciones de renunciar al otro, solo allí podremos ser plenos en esa relación...tal cual reza el dicho: "si amas a alguien déjalo ir"... pues solo si estas dispuesto a soltarlo podrás amarlo, de lo contrario lo necesitarás y por tal razón lucharás por controlarlo "en nombre del amor"...
Es importante que comprendamos el mecanismo de funcionamiento humano a fin de dejar de andar a ciegas por la vida, simulando y engañándonos a nosotros mismos... excluyendo al amor "en nombre del amor"...
Es tal la necesidad de control y la lucha que ésta necesidad ocasiona que intentamos controlar la realidad... y las leyes que sostienen la realidad... no nos importa si lo que deseamos o queremos se corresponde con nosotros, si está en resonancia si nos corresponde, solo nos importa que "lo necesitamos o que lo anhelamos y ya"... entonces, salimos a decretar, a realizar técnicas de todo tipo, vamos de chaman en chaman.... y no entendemos que el problema del que deberíamos liberarnos y al cual deberíamos quitarle el poder es el mismo que nos impulsa a la ambición de controlar las leyes de la naturaleza, las leyes cósmicas y la realidad aún cuando la realidad que queremos alterar involucra a otros a quienes no consideramos a la hora de intentar cambiar la realidad...
Por mucho tiempo hemos tenido la imagen de la bruja con su cacerola de hechizos haciendo magia negra... pues no! no es esa la magia negra, sino que todo intento de imponer nuestra decisión y cuando nuestra decisión no considera las voluntades (y el libre albedrío de los que involucra la realidad que queremos alterar) cuando hacemos esto incurrimos en magia negra... y aún cuando decimos hacerlo en "nombre del amor", estamos actuando en el desamor.
Qué importante será la experimentación libre del la existencia que ningún Ser de Luz interfiere las realidades ni siquiera en situaciones de extrema gravedad para el individuo sino solo cuando el individuo lo invoca y convoca concediéndole así el derecho para interferir pero, aún así, el Ser de Luz solo interferirá en la medida en que su injerencia no altere el Orden Natural de las cosas, es decir, sin violar la Ley, entre ellas, la Ley de Correspondencia por la cual cada circunstancia y suceso se corresponde con el sujeto actor...
El mal uso de la energía y del conocimiento genera Karma! por supuesto, la violación deliberada de la Ley y del Orden Natural genera consecuencias. Pero estas consecuencias no son un castigo, sino que son el mismo cumplimiento de la Ley de Correspondencia por la cual nos corresponde experimentar las consecuencias de nuestros actos a fin de que seamos capaces de comprender el ligamento entre estas y sus causas... Solo así podremos completar la IDEA que venimos a completar en esta experimentación como seres humanos.
Entonces, lejos de la imagen de la bruja revolviendo su gran cacerola... o montada en su escoba, magia negra hacemos cada vez que intentamos imponer nuestra voluntad, dado que nuestra voluntad surge de un juicio que está limitado por una percepción, también limitada de la realidad y que no contempla el Todo sino solo una particularidad... Mientras nuestra mirada esté condicionada y restringida por el interés, el juicio será también limitado y por ende injusto y toda decisión que surge de un juicio injusto será desequilibrante del Orden... condenándonos a experimentar las consecuencias de dicho desequilibrio a fin de comprender nuestra responsabilidad en ello...
Saludos, Nicolás Fernando Niglia Verdino
