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Muerte, Ascensión y Portales Dimensionales.

  • Foto del escritor: estarparaser
    estarparaser
  • 8 feb 2017
  • 8 Min. de lectura

Extracto de "Guía del Iniciado, para el despertar del Yo Consciente" 2017, Autor: Nicolás Fernando Niglia Verdino)

<<... Acercándonos al año 2012 comenzamos a escuchar, cada vez más seguido, acerca de la Ascensión que la humanidad iba a experimentar. Algunos lo relacionaban al Rapto[1] al que se refieren algunos creyentes religiosos, otros lo vinculaban a una especie de salto cuántico que daríamos al terminarse los días en este planeta, evento que, según algunos intérpretes de la “profecía maya” ocurriría en diciembre de ese año. Esto nos liberaría de la muerte, es decir, pasaríamos de esta vida a otro tipo de vida en la cual ya no deberíamos experimentar la muerte ni tampoco la “injusticia” característica de esta vida terrenal.

Por supuesto, siempre considerando a la muerte como algo negativo, todo lo que nos releve de ella será algo positivo. Pero, veamos, ¿es la muerte realmente algo negativo y, cuál es, en tal caso, el sentido de la muerte, por qué morimos?

Como ya hemos visto en este cuaderno y en tantas publicaciones y charlas que he dado, el mecanismo que rige nuestra vida y que induce el comportamiento cotidiano detrás del cumplimiento de los objetivos que son impuestos como condición para la existencia, tiene programado como persuasivo que nos impulsa a la acción el miedo a la muerte. Es decir, la mirada condicionada por el mecanismo es la que nos hace juzgar y temer a la muerte por considerarla algo negativo pues así está programado en nuestro mecanismo de funcionamiento.

Pero, ¿es realmente negativa la muerte? Más allá de que juzgar algo como negativo o imperfecto sería considerar negativo o imperfecto a Dios, al Creador de “lo imperfecto” y de “lo negativo”, lo cierto es que la muerte nos libra de un estado que es por naturaleza y propósito circunstancial y, como tal, transitorio. El ser que encarna, encarna en un tránsito hacia su destino y misión.

Sabemos ya que el Ser que encarna y que se identifica con el sujeto en el que encarna, con el cuerpo y su mecanismo, con su cultura, costumbres, etc. Ese ser está “atrapado” en esa identidad, su mente está condenada a ser el ser humano en el que ha encarnado. Y esto está bien, pues es esta la única manera de que la experiencia surta el efecto que el ser que encarna viene a buscar y necesita para su transformación hacia la idea original de sí mismo.

La muerte, tal cual todos la conocemos, consiste en una desidentificación forzada; es decir, el ser que se ha encarnado y se ha identificado con el cuerpo y su mecanismo, es desprovisto del cuerpo y de su mecanismo de manera forzada, no voluntaria por el sujeto pero sí aceptada por el ser que encarnó en él.

Cuando, literalmente, nos quedamos sin cuerpo en el que continuar la experiencia y con el cual fundar la identidad del YO, sucede algo similar a lo que atraviesa el bebé al salir del cuerpo de su madre y cortarse el cordón umbilical. Y, tal cual entonces, somos recibidos y contenidos por otros seres que se encargan de ese proceso pues, mientras experimentemos la “muerte inconsciente”, necesitaremos asistencia tal cual el bebé la necesita en el parto.

Mientras estamos identificados con el ser humano, con el cuerpo y con la idea del YO que hemos construido, somos ese Yo y necesitamos los fundamentos en los que se basa esa idea del YO pero, si acaso nos quitan el cuerpo, nos quedamos sin la base fundamental de esa identidad terrenal. Y qué bueno que así sea pues, la encarnación es una experiencia transitoria que nos aporta un conocimiento particular que estimula la transformación del Ser hacia su máxima expresión.

Así como la concepción es la entrada a esta realidad particular manifestada, la muerte es la salida de ella. Cuando el óvulo de nuestra madre es fecundado comienza el proceso de entrada a este mundo. Entonces, el ser que encarna, comienza el proceso de desidentificación de su estado permanente, acepta el “velo del olvido” que transitoriamente lo hará olvidar quién es él, a fin de que se identifique plenamente con el ser humano en el que está encarnando y viva al cien por ciento la experiencia y así la experiencia surta el cien por ciento del efecto que venimos a buscar.

Entonces, ¿qué tiene que ver la muerte con la Ascensión? Pues, la Ascensión implica la salida definitiva de esta realidad particular manifestada y ello corresponde que suceda solo cuando hemos completado el destino y misión particular para esta RPM, y no antes pues sería como sacar el pastel del horno antes de que estuviera listo...

Es, entonces, requisito para la Ascensión, la experimentación de la “muerte consciente”, es decir de la muerte voluntaria pero sin dejar el cuerpo físico. Dicho de otro modo, debemos lograr la desidentificación del cuerpo humano y de su mecanismo y, sobre todo, de la idea del Yo Ego que hemos creado y con la cual nos identificamos, y todo esto sin que el cuerpo nos sea quitado, es decir, en vida. A esta muerte consciente Jesús el Cristo la llamó “Renunciar a Todo”.

La muerte consciente implica la identificación ya no con el cuerpo y su mecanismo de funcionamiento animal, tampoco con las costumbres y creencias familiares y sociales, con la herencia cultural, etc. sino que esta nueva identidad, esta nueva idea del YO, se basa en un aspecto no transitorios sino que se basa en la naturaleza esencial del Ser que encarna en cada encarnación. Ese ser que emerge al ser forzosamente desprovisto del cuerpo humano, en la muerte inconsciente, es el ser que debe nacer, despertar, pero sin que le quiten el cuerpo.

El surgimiento de esta nueva identidad, que en realidad no es nueva pero sí lo es para el sujeto Yo Ego con el que estamos identificados y anclados en esta encarnación, es lo que Jesús el Cristo ha llamado como “El Renacer de Agua y Espíritu”. Es decir, es el nacimiento de una identidad que no se basa “en la carne” sino en una naturaleza sutil, Espiritual, identificada con el cuerpo humano a través del cual se expresa. Esta nueva identidad cambia la mirada del sujeto, cambia su percepción de la realidad, le permite ver la realidad más allá de la realidad…

La Ascensión consiste en un salto de esta realidad particular manifestada a otra. Y este salto se produce cuando hemos completado la experiencia, cuando ya no existe nada en esta realidad que nos sirva en nuestro destino y misión hacia la máxima expresión de nosotros mismos. La Ascensión viene ocurriendo ya, individualmente, no es novedad. Quienes estaban ya para dar ese salto nacían en sitios cuya cultura y momento favorecía este proceso de desidentificación y muerte consciente. Sin embargo, a lo que muchos se referían con la Ascensión esperada para 2012, es no a un salto individual sino colectivo, de un número importante de la humanidad.

La Ascensión de una realidad particular manifestada a otro se produce a través de la resonancia que entablamos con ella. Así como al identificarnos en un cuerpo de esta realidad tenemos existencia en esta realidad, formamos parte de ella, del mismo modo necesitaremos una cuerpo en resonancia con la otra realidad a la cual ascenderemos.

Toda realidad particular manifestada atrae las particularidades que la componen como quien reclama lo suyo. Si, por ejemplo, comenzamos a desarrollar la vibración de 5ta dimensión, aun estando encarnados en un cuerpo de 3era dimensión, comenzaremos a tener cuerpo en 5ta dimensión, comenzaremos a existir en ella. Esto nos hará multidimensionales.

Vamos a ponerlo de este modo. Cuando comenzamos a vibrar en 5ta dimensión pero estamos aún en 3era dimensión, es decir que nuestra consciencia de Presente está aquí, en este espacio-tiempo de 3era Dimensión, en 5ta dimensión sucede algo similar a lo que aquí conocemos como la fecundación del óvulo lo que da comienzo a la vida en esta dimensión pero, el óvulo fecundado, si bien existe ya en 3era dimensión, en esta realidad espacio tiempo, aún no tiene su identidad singular, el Yo Ego, como es en nuestro caso, en la 3D.

A medida que vamos desarrollando la vibración de 5D, ese ovulo fecundado en esa realidad particular manifestada (5D) crece y se desarrolla. Entonces, mientras estamos aquí, en la 3D debemos completar la constitución y desarrollo del cuerpo de 5D y cuando esto se haya producido, entonces, podremos salir de 3D y comenzar a vivir en el espacio-tiempo de 5D. Cuando hayamos completado el desarrollo del cuerpo de 5D y estemos listos para nacer y comenzar la vida allí, la 5D comenzará a reclamarnos.

Al mismo tiempo que desarrollamos las cualidades que nos dan la vibración de 5D, perdemos las que nos dan el arraigo y la pertenencia a la 3D. Por ello, el proceso de Ascensión es un proceso natural y no buscado deliberadamente por el hombre. Se da tal cual el parto, cumplido un proceso la 3D nos expulsa mientras que la 5D nos atrae.

El desarrollo de las cualidades de 5D comienza con la activación del chackra Corazón, siendo éste el Chackra Eje de nuestra vida. Allí comenzamos a entablar resonancia con la 5D. Por ello, al nacer de este nuevo estado de consciencia se lo considera como el nacimiento del Hijo del Sol o del Hijo de Dios pues estamos naciendo en un plano más cercano al Núcleo Divino y en el cual perdemos y nos liberamos así de gran parte del mecanismo, de la inconsciencia. La manifestación tiene consciencia de sí misma y de la idea original que le da sentido y razón a su existir.

Portales Dimensionales

Precisamente, cuando has completado las cualidades que te dan la resonancia en, por ejemplo, 5D y te has des identificado de la 3D, es decir, has experimentado la muerte consciente, lo único que necesitas luego es un Portal Dimensional abierto…

Como he escrito al principio de este cuaderno en cuanto al ritual que se llevaba a cabo en Toniná, Chiapas, México; si no conseguimos un Portal Dimensional abierto naturalmente, entonces, deberemos construir uno. Y es esto lo que son las pirámides, portales dimensionales o, mejor dicho, elevadores dimensionales. Las Pirámides son Merkaba artificiales, permiten la elevación hacia otras dimensiones pero, siempre y cuando exista resonancia con dicha dimensión, es decir, y solo dicho en sentido figurado, si ya tienes la resonancia con 5D y has des identificado de la 3D “con solo colocarte dentro de la Pirámide será suficiente para que pases a la 5D pues, la 5D te reclamará como suya. Sin embargo, el cuerpo humano es un elemento de 3D, por lo que mientras estemos anclados en él no podremos “pasar el portal”.

El cuerpo de 5D, a diferencia del cuerpo de 3D, cubre todas sus necesidades de lo que consigue y sin que el sujeto deba encargarse de ello como es el caso de la respiración. Es fundamental respirar para vivir pero no debemos hacer nada para ello sino solo respirar y ni siquiera debemos ser conscientes de que respiramos para poder respirar. En 5D todas las necesidades del cuerpo de 5D se resuelven de ese modo, “respirando”. Por ello, un cuerpo de 3D, sujeto todavía a la necesidad, no sirve para 5D y por ello o bien debe ser dejado, así como hacían los Maya en Toniná entregando voluntariamente su cuerpo; o bien debe ser elevado pero, ¿cómo elevar un cuerpo de 3D a 5D estando en 3D?

Por supuesto que esto es posible, requiere absoluta dedicación y desapego. Esto buscaban quienes se recluían en la montaña o en los monasterios o en cuevas. Buscaban ese estado de desidentificación total del cuerpo de 3D e identificación con el nuevo cuerpo. Buscaban alimentarse del Prana[2] y prescindir de la alimentación y el líquido.

Una vez completados los siete ciclos que hemos descripto en este cuaderno, lo que nos queda es dar este salto y, para ello, debemos buscar el Portal para hacerlo. Pero, como digo, debemos estar dispuestos o bien a dejar el cuerpo a través de la desidentificación total, tal cual los Maya en Toniná; o bien debemos salirnos del mundo y dedicar la vida a elevar la vibración del cuerpo tal cual un monje. Son pocos los casos en los que se ha producido la segunda opción y más son los casos en los que dejamos el cuerpo de 3D aquí tal cual esos animales cuando cambian de piel y dejan su piel vieja como si fuera un cuerpo que ya no usan y siguen su andar en una nueva piel.>>

Nicolás Fernando NIglia Verdino

[1] Arrebatamiento o Rapto: es la creencia de que al descender Jesús del Cielo, los muertos que llevaron una vida cristiana resucitarán y los creyentes que se hallen vivos serán raptados o llevados de la tierra junto con ellos (los creyentes muertos resucitados) para encontrarse con Dios en el Cielo

[2] Prana: El prana nos rodea, penetra en nosotros, está en lo que vemos, olemos, palpamos y en muchas de las cosas que comemos. Mágica y vital conexión entre el cosmos y nosotros, es la esencia misma de la vida.


 
 
 

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